Durante ese espacio de tiempo, entre los nacimientos de mis hijas, conocí a una mujer maravillosa que me hizo creer en la calidad de mis cuentos infantiles y fue la primera editora que me dio una oportunidad. Mani orejas de Luna se publicó bajo su sello en Narval y hoy, años después, otro de sus textos favoritos, La ranita Tocotó, llega al público gracias a La Fragatina. De alguna forma, todas mis historias infantiles estarán siempre conectadas a esa diminuta mujer gigante. Siempre enredadas mis palabras a los caracoles de su melena.
Tocotó es la canción de Ángela. Su hermana Celia me pedía los tocotós cada vez que quería calzarse, navegar más bien dentro de mis tacones, y yo le decía: Celuchi mi amor, los tacones no. Despertaremos a la bebé.
Y así, de hermana a rana, de tocotós a Tocotó y de arrastrar los piececitos de una talla 24 dentro de unos zapatos del 38 a una bailarina de claqué…nació La Ranita Tocotó.
Tristes acontecimientos hicieron que el cuento permaneciera dormido hasta que, de una forma casi mágica, como debe suceder con todas las cosas dentro del universo de la literatura infantil, La Ranita Tocotó fue rescatada del olvido por otra gran mujer creativa, esta vez escritora y amiga, Paula Carbonell, que, encandilada por la ternura de Tocotó, le dio a leer el texto a La Fragatina; y el resto de la historia es un hecho: La bellísimaedición de La Ranita Tocotó.
21 mayo, 2015
Infantil